Escribir guiones… es como un juego de ordenador

      NO DEJES DE LEER EL ORIGINAL DE DAVID MUÑOZ, aquí:

   Hace unos días, una alumna del taller de escritura de guiones de largo que llevo en Hotel Kafka, me envió la escaleta del primer acto de su guion con un mail en el que me explicaba que aunque pensaba terminar el guion “como ejercicio”, la historia que había elegido escribir ya no le gustaba.

   Anoche, en la clase, intenté explicarle que lo que estaba sintiendo era normal, y que lo importante que era que no se dejara llevar por esa sensación y siguiera escribiendo.

   Y se lo expliqué (más o menos) así:

   Los guionistas vivimos en un continuo “sube y baja” emocional. Un día, lo que estás escribiendo te parece la hostia, y al otro, una mierda. Así, sin término medio. Y para poder seguir escribiendo (y convertirse realmente en un guionista), lo mejor es aceptarlo. Somos así. ¿Qué resulta agotador? Desde luego. Pero es lo que hay.

   La única manera de avanzar en la escritura de un guión es dejar de escuchar a ese malévolo Pepito Grillo que te susurra al oído: “esta historia no merece la pena”, “nunca vas a ser guionista”, “no tienes talento, ¿a quién crees que estás engañando?, o “ni sabes ni nunca vas a saber”.

   Los guionistas que consiguen dedicarse a esto no son siempre los que tienen más talento, sino los más cabezones. Los que cuando “Pepito” les ha hablado no han abandonado y han seguido adelante.

   Esa sensación de estar haciéndolo mal, de sentirse decepcionado con la historia, que de pronto, cuando empieza a “crecer” y pasa de ser un concepto, una idea, a tener un desarrollo, no es como esperábamos que fuera, es muy habitual cuando se arranca la escritura del guión.

   La idea, o más bien, el concepto que sirve de punto de partida (ya que una idea que de veras pueda servir para escribir una historia debería tener un desarrollo implícito), suele ser muy sencilla, y en su sencillez, es perfecta. Y lo fascinante es que debido a algún mecanismo psicológico cuyo funcionamiento no alcanzo a comprender, ese concepto nos sugiere una historia que también aparece perfecta en nuestra imaginación… aunque en realidad esa historia no existe y ni siquiera tenemos la más remota idea de cómo ese concepto va a dar lugar a algo que realmente podamos llamar una historia. Pero la sensación está ahí. Sentimos, intuimos, que estamos ante el embrión de algo que una vez desarrollado, será la leche. Da igual que no exista.

   Y entonces, empezamos a desarrollarlo… y lo abstracto pasa a ser real, pasa de ser una idea a convertirse en trama, en peripecia… y entonces sentimos que deja de ser pura, que se “ensucia”.

   Cuando la realidad es que al principio, aunque lo creyéramos así, no teníamos nada. Ahora es cuando estamos empezando a tenerlo. Hemos puesto a nuestro personaje en marcha, le hemos dado un objetivo, un conflicto, hay algo o alguien que se interpone en su camino, y eso genera los incidentes a los que tiene que enfrentarse, la peripecia.

   El concepto empieza a ser una historia, y las historias no son perfectas.

  Somos los dioses del mundo en el que vive el protagonista, y le hacemos recorrer un camino en vez de otro. Entonces surgen las dudas. ¿No sería mejor que fuera por aquí o en vez de por allá? ¿Cómo sé que estoy tomando la decisión acertada?

   Y siempre, cualquier desvío en el camino tarde o temprano nos parece el equivocado.

  Escribir es también tomar decisiones, a pesar de que sabes que nunca va a tener la certeza de que esa decisión sea la mejor, quizá porque nunca es la única posible, porque podría haber otras que también podrían funcionar. Pero hay que decidir para avanzar.

   Se da la paradoja de que escribir consiste en “fijar” situaciones que sabes que tarde o temprano vas a tener que cuestionarte. Es un camino en el que a veces das un paso adelante y dos atrás. Construyes para destruir y construir de nuevo.

   Conocer la técnica, las pautas de la escritura dramática y el efecto que tiene usar unas u otras herramientas sobre la historia que estamos escribiendo y sobre el espectador, nos ayuda, nos orienta, nos puede ayudar a resolver problemas, a diseñar un camino que resulte más interesante que otros, pero no nos da todas las respuestas.

   Lo malo es que por mucho que lo pienses, lo más probable es que la primera permutación de la historia que escribas no funcione.

   Ese es el momento crucial. En el que no hay que desesperar sino seguir adelante.

   Pero… ¿por qué tantos aspirantes a guionistas abandonan en ese momento?

   Creo que muchos lo hacen porque es entonces cuando se dan cuenta de que escribir un guion requiere más esfuerzo del que habían imaginado, pero… ¿qué pasa por la cabeza de quienes sí que asumen que para escribir 100 páginas medio decentes hay que pasarse horas y horas delante del ordenador y aun así se desaniman y abandonan?

   Muchas veces ocurre que creen que ese primer mal borrador demuestra que no valen. Tal cual: “No he sido capaz de escribir una buena historia en una primera pasada, y eso quiere decir que soy un inútil”.

   No saben que lo normal es hacerlo mal.

   Pero nos juzgamos muy duramente, puede que porque tenemos la cabeza lleno de mitos sobre el mundo de la creatividad, de historias de genios que escriben o componen obras maestras a una temprana edad (que haberlos los hay; pero no serlo no quiere decir que no te puedas dedicar a esto, si solo trabajaran los genios se harían muy pocas cosas). Y además, esos genios hacen lo que hacen con facilidad, sin sufrir, y encima, muy rápido. Cuando esto último sí que es una milonga. Genios hay, pero que sufren y les cuesta, también.

   Pensando en todo esto, ayer en la clase se me ocurrió que a los aspirantes a guionistas les iría mejor si se tomaran la escritura como solemos tomarnos los juegos de ordenador.

   Lo normal es que cuando probamos por primera vez un juego de ordenador, lo hagamos fatal. Y aún así, no decimos: “yo no valgo para esto, lo dejo”, sino que seguimos intentándolo hasta dominarlo. No nos importa fracasar porque entendemos y aceptamos que esos primeros fracasos son una parte imprescindible del proceso de aprendizaje. Sabemos que es normal y no nos preocupa. De modo que perseveramos, hasta que llega un momento en el que nos parece mentira que hace no tanto no fuéramos capaces de pasar una sola pantalla.

   Recuerdo que la primera vez que jugué al Guitar Hero (en casa de un compañero de Paramount Comedy, la empresa en la que trabajaba entonces) tuve un debut patético. Traté de “tocar” el “You´ve Got Another Thing Coming” de Judas Priest y no duré ni diez segundos. Cuando veía “tocar” a los demás aquello parecía fácil, pero fue coger la guitarra de plástico, empezar la canción, y perderme entre tanta tecla de colorines. ¿Pero qué hice? Pues  comprarme el juego y practicar en casa hasta que llegué a hacerlo bien.

   Obviamente, en la escritura, como en los juegos, no vale solo con practicar. Aunque pasemos el mismo tiempo practicando no todos llegamos a alcanzar el mismo nivel. En aquella época quedaba a veces a jugar al Guitar Hero con mi amigo el traductor y editor Óscar Palmer, y de veras que lo que era capaz de hacer Óscar a mí me parecía inhumano, totalmente lejos de mi alcance. Lo que no quiere decir que pese a no ser tan bueno, yo no pudiera jugar y pasar un buen rato.

   Pero nos cuesta mucho aceptar esa fase de “fracaso” cuando nos enfrentamos a un proceso creativo.

   Sin embargo es así también como funciona. Hay que hacerlo muchas veces mal para llegar a hacerlo bien.

   Así que quizá convendría enfrentarse a la escritura como cuando jugamos por primera vez a un juego de ordenador, asumiendo que fracasaremos, pero que hemos emprendido un proceso de aprendizaje, y ese fracaso no es el final de nada, sino el principio.

   NO DEJES DE LEER EL ORIGINAL DE DAVID MUÑOZ, aquí:

   NO DEJES DE VISITARME EN http://noelgallardo.com/

Esta entrada fue publicada en Conóceme y etiquetada , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

2 respuestas a Escribir guiones… es como un juego de ordenador

  1. elenacobos dijo:

    Es el post de David Muñoz. Deberías indicarlo al principio del post y no simplemente al final «lee el original de David Muñoz.»

  2. dokhot dijo:

    Elena… rectificado queda el artículo. Ahora hay link al principio y final del post!! Gracias por el comentario. Saludos!! Xd

Deja un comentario